viernes, 30 de marzo de 2018


Lo que de raíz se aprende nunca del todo se olvida (Séneca)




Porque se hamacan en sueños
de libertad y de aliento,
caminos imaginarios
de relatos y de cuentos.

La alegría que desborda
con aromas de misterio,
cuando toda vida exploran,
observando y en silencio.







Se emocionan con lo simple,
con las hojas del invierno,
cómo crujen cuando pisan,
porque caen con el tiempo.

Los seducen los abuelos
cuando narran sus historias,
al galope por la vida,
que los lleva a la victoria.





Arquitectos del destino,
ganadores de batallas,
barriletes, y canicas,
de barquitos en las zanjas.

Cochecitos en el patio,
soldaditos y pelotas,
figuritas de intercambio,
y de jugar a la ronda.

Caballitos de madera,
y jinetes con espada, dibujar
en las paredes,
o saltando en nuestras camas.

Despeinados de la infancia,
la extensión de nuestro ser,
¡cuidemos a los pequeños
que sanos puedan crecer!








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